La mayoría de las personas lucharán con algunos dolores de espalda durante toda su vida. Es una de las afecciones más comunes y una de las principales razones por las que las personas faltan al trabajo. A veces, sin embargo, el dolor de espalda puede ser una señal de algo más serio.
Puede pensar que el dolor de espalda y los espasmos son el resultado de una lesión, pero podría ser una afección poco común llamada espondilitis anquilosante (EA).
Esto es lo que debe buscar para ver si debe hacerse la prueba.
¿Qué es la espondilitis anquilosante?
La EA es un tipo de artritis que generalmente afecta las vértebras de la parte inferior de la columna y las articulaciones sacroilíacas de la pelvis. La enfermedad se caracteriza por la inflamación de las articulaciones vertebrales y las áreas donde los ligamentos, tendones y cápsulas articulares se unen al hueso.
El daño y la curación repetidos hacen que la inflamación progrese, lo que puede provocar que las vértebras se fusionen.
Otras articulaciones también pueden verse afectadas, incluidas las siguientes:
- costillas
- pelvis
- caderas
- tacones
La inflamación también puede afectar uno o ambos ojos, causando dolor, visión borrosa y otros síntomas.
Factores de riesgo de EA
La EA es una enfermedad autoinmune, lo que significa que el cuerpo comienza a atacarse a sí mismo de determinadas formas. La verdadera causa de la EA aún se desconoce. Pero algunos factores de riesgo parecen influir, entre ellos:
- Edad. Por lo general, las personas que se encuentran en la adolescencia tardía y la edad adulta temprana o media se ven afectadas.
- Sexo. Las personas con pene tienen más probabilidades de tener EA.
- Herencia. La presencia de un marcador genético llamado HLA-B27 indica un mayor riesgo de EA.
- Historia de salud. Las infecciones gastrointestinales o genitourinarias también aumentan el riesgo de EA.
Es importante comprender que puede desarrollar AS incluso si no tiene estos factores de riesgo. Y si tiene muchos de estos factores de riesgo, es posible que nunca desarrolle EA.
Algunas personas pueden estar genéticamente inclinadas a contraer la enfermedad. Sin embargo, si experimenta infecciones bacterianas frecuentes en su tracto gastrointestinal o tracto genitourinario, estas infecciones podrían desencadenar artritis reactiva, lo que posiblemente lleve al desarrollo de EA.
Los primeros síntomas de la EA
Los primeros síntomas suelen ser un dolor sordo y rigidez de las articulaciones en la zona lumbar y las caderas, y posiblemente en las costillas, los hombros y la parte posterior del talón. El dolor puede sentirse inicialmente solo en un lado.
Este dolor y rigidez generalmente mejoran con el ejercicio y luego empeoran con el reposo. Los síntomas pueden desaparecer durante algún tiempo y luego regresar. La fatiga también puede ser un síntoma cuando el cuerpo se ocupa de la inflamación.
Los síntomas de la EA pueden variar mucho de una persona a otra, por lo que sus síntomas pueden diferir.
AS diagnóstico
El diagnóstico de EA puede ser difícil, ya que los síntomas pueden imitar los de otros trastornos. Al principio, es posible que los problemas ni siquiera aparezcan en las pruebas.
Es útil llevar un diario de sus síntomas, porque su médico probablemente querrá saber cuándo y dónde tiene dolor, qué actividades lo empeoran o mejoran y cuándo comenzaron los síntomas.
Esto puede ayudar a su médico a determinar el conjunto de herramientas de diagnóstico adecuado para usted, que puede incluir:
- preguntas de salud, que cubren muchos de los temas enumerados en la sección anterior
- examen físico para identificar "puntos calientes" o áreas de dolor e inflamación
- pruebas de movilidad, para ver qué tan bien puede doblarse y girar
- análisis de sangre, para verificar el marcador genético HLA-B27 y los marcadores de inflamación
- Radiografía o resonancia magnética para buscar inflamación en las articulaciones sacroilíacas
La verdad es que no sabrá si tiene EA sin un chequeo completo de su médico. Si está preocupado, es importante que hable con su médico sobre todos sus síntomas y lo que podrían significar.
Cuando llamar a su doctor
Quizás se esté preguntando si ese dolor en la espalda baja es algo de qué preocuparse. Es hora de llamar a su médico si nota uno o más de estos síntomas:
- Ha comenzado a sentir dolor y rigidez en la zona lumbar o pélvica, especialmente si empeora por la mañana o en otros momentos de descanso.
- El ejercicio alivia su dolor.
- Estos síntomas han aparecido gradualmente, pero han durado al menos 3 meses.
- El dolor te despierta durante la noche y te impide dormir.
- Los medicamentos antiinflamatorios no esteroides, como el ibuprofeno (Advil) y el naproxeno (Aleve), alivian sus síntomas.
- Nota dolor en la caja torácica y le resulta difícil o doloroso respirar por completo.
- Uno o ambos ojos están enrojecidos, hinchados o adoloridos.
- Notas visión borrosa y extrema sensibilidad a la luz.
Aunque actualmente no existe una cura para la EA, una variedad de opciones de tratamiento pueden ayudarlo a sentirse mejor y continuar con una vida plena y activa, además de prevenir que la enfermedad empeore.
Hable con su médico sobre su malestar para obtener la ayuda que necesita.